Uno de los rincones que más me apasionan de esta caótica ciudad son sus placitas escondidas y tranquilas. Estás en medio del bullicio de la gente y, sin darte cuenta, desaparece todo el ruido y te encuentras en un patio interior de colores pastel desde el que puedes hasta oír las conversaciones de los vecinos.
Si nos encontramos paseando por la preciosa Via Giulia y llegamos hasta la via del Pellegrino, hacia el número 50 veremos un arco que nos separa del camino. Llamado el Arco Degli Acetari, es decir, Arco de los vinagres, pues se dicen que las marcas que vemos en las paredes son aún de los carros que pasaban por aquí cargados de vinagre. Unos metros y nos encontramos con este rincón, per shhhht, es un secreto y no puede convertirse en otro punto bullicioso de la ciudad.