Volviendo a la fantástica Barcelona, propongo un recorrido por otra zona muy conocida de la ciudad con una arquitectura muy característica que hace de Barcelona una ciudad única: el modernismo. Aunque es parte de una corriente general que surge en toda Europa, en Cataluña adquiere una personalidad propia y diferenciada, y se convierte en el modernismo probablemente más desarrollado.
El modernismo rechaza el estilo poco atractivo de la arquitectura industrial de la primera mitad del siglo XIX, y desarrolla nuevos conceptos arquitectónicos basados en la Naturaleza, que consisten en los materiales de construcción que se emplean, en las formas de los edificios y en las figuras de sus fachadas. Los arquitectos y sus escultores colocan en el exterior de los edificios pájaros, mariposas, hojas y flores a modo de elementos decorativos, ya sea como figuras adosadas o como adorno de la piedra o cerámica. También se colocan figuras de tamaño mayor, animales fabulosos o personas, y en las cornisas elementos de cerámica de color. Las ventanas y los balcones disponen de rejas de hierro forjado, que son labradas artísticamente y contienen motivos inspirados en la Naturaleza.
El desarrollo del modernismo es fomentado en Cataluña por la burguesía, que se siente catalana y es culta y sensible al arte. Esta burguesía ve en esta nueva arquitectura la manera de satisfacer sus ansias de modernización, de expresar su identidad catalana, y de poner de manifiesto de manera discreta su riqueza y su distinción.
Fueron más de 100 arquitectos los que realizaron edificios de estilo modernista catalán. Destacando entre ellos sobre todo tres: Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch.
Gracias a muchos otros ciudadanos ilustres, la Ciudad Condal es hoy en día una de las más conocidas del mundo.
Recorridos por Barcelona nº2: L’Eixample y otras joyas modernistas
Destacando el mítico Paseo De Gracia donde encontramos las tiendas más caras de la ciudad y algunos de los hoteles también más caros. Es la calle señorial por excelencia, al menos a ojos de los turistas, y en la que encontramos el famoso “Quadrat d’Or”, con algunos de los edificios modernistas más característicos de la ciudad. Esta zona de la ciudad guarda los mejores ejemplos de arquitectura modernista: La Pedrera (Casa Milà), Casa Batlló de Antoni Gaudí, adosada a la Casa Amatller de Josep Puig i Cadafalch quién también fue arquitecto de la Casa de les Punxes (o Casa Terrades) y menos conocida la Casa Macaya. Sin olvidarnos de la Casa Lleó Morera de Lluís Domènech i Montaner y la Casa Montaner i Simón.
La Pedrera y la Casa Batlló son visitables, 20,5 Euros la primera y 21,5 Euros la segunda (con opción fast pass por 5 Euros).
Después de visitar estos grandes ejemplos de la corriente modernista podemos seguir el recorrido subiendo por la Rambla Cataluña y la Calle Enrique Granados, ambas muy agradables para pasear y con muchas opciones tanto para compras como para comer algo.
La mejor opción para visitar las otras joyas modernistas de la ciudad están algo más alejadas por lo que conviene coger algún tipo de transporte.
La Sagrada Familia: Es mundialmente conocida y las colas para entrar en ellas aparentemente son interminables. Digo aparentemente porque yo hace años que entré y no he considerado volver a entrar y menos con esta cola. Una de sus principales características es que no está terminada pero es igualmente muy espectacular. El precio es algo elevado, casi 20 Euros.
Cerca de la basílica encontramos el no menos espectacular Hospital de Sant Pau, del arquitecto Lluís Domenech i Montaner; recientemente ha finalizadas las obras de remodelación, está abierto al público a un precio muy asequible (unos 8 Euros) y, eso sin tener en cuenta que el primer domingo de mes es gratuito. Es un recinto muy grande, es una visita imprescindible.
Otro lugar a destacar es el Parc Güell, un precioso parque público diseñado por Gaudí que fue de libre acceso hasta hace poco, vale entre 7-8 Euros y en principio gratuito para los vecinos de la zona. Las vistas a la ciudad son preciosas desde su balcón.
En l’Eixample, destaco especialmente un restaurante chino nada habitual: Out of China, uno de mis rincones favoritos del Eixample. Los dim sum son preparados con amor por sus trabajadoras (esencialmente trabajan mujeres, aunque supongo que habrá algún hombre pero yo no lo he visto), todos los platos son deliciosos pero destacaría las albóndigas vegetales con salsa de cacahuete, el solomillo de cerdo con salsa agridulce, y los arroces como el de piñones y espinacas o con gambas y coco tostado. C/Muntaner 100.
También en el mismo barrio podemos degustar auténtica cocina vasca en el Taktika Berri, en la C/Valencia 169, una auténtica delicia que nunca decepciona. Conviene reservar porque siempre están llenos, sea cual sea el día de la semana.
Si en cambio preferimos hacer un buen desayuno o directamente un brunch, encontramos en la misma calle Enrique Granados la cadena Cup&Cake, que ofrecen ricos desayunos la mar de completos, aunque algo caros.
Por el barrio de la Sagrada Familia, encontramos un peruano El Peruano Andino, especialmente rico aunque el servicio no es del todo excelente y algo lento; La Taquería, un mexicano especializado en tacos, algo ruidoso y algo incómodo; o bien la conocida Paradeta, un lugar para comer pescado fresco a buen precio, funciona como una pescadería únicamente que ellos mismos te lo cocinan, sólo tienes que indicar cómo lo quieres. Siempre hay mucha cola pero en general va muy rápido.
Para más información gratuita de la ciudad:
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