Salimos de Pag dirección Trogir por autopista durante 1h50min. La ruta del día iba a ser larga y, a excepción del tramo de autopista Pag-Trogir, las carreteras de la costa son preciosas, cualquier rincón tiene una cala preciosa para pegarse un baño.
Trogir: bella y tranquila
Trogir es preciosa y alojarse en Rooms Livia fue todo un acierto. Emil es encantador y está casado con una italiana por lo que, aparte de inglés, habla un buenísimo italiano. La casa, que tiene más de 300 años está situada en el mismo casco viejo y la han decorado con mucha delicadeza y buen gusto. El precio buenísimo. Sin duda uno de los mejores alojamientos que estuvimos. Ellos no tienen parking pero, si lo tienes incluido, te indican en qué aparcamiento (de pago) dejarlo y te dan un ticket a tu salida.
Para cenar nos recomendó Don vito, el restaurante lujoso del pueblo, o el Fortin, más económico y a cuatro pasos textuales de la casa. Optamos por el segundo.
Al día siguiente nos esperaba un trayecto largo: primero una parada en Split y luego unas 4h por la carretera de la costa que nos llevaría hasta Orebic.
Split: impactante y abarrotada
Caminar por el centro de esta impresionante ciudad y saber que se ha creado dentro del mismo palacio que se hizo diocleciano es espectacular: yo me imaginaba en el mismo desembarco del rey de juego de tronos aunque, a la hora de la verdad, el único desembarco que vi fueron masa de turistas. De todas maneras, eso no quita que no sea una ciudad preciosa. Las vistas desde el campanario merecen la pena.
A las dos horas de pasear por la marabunta decidimos seguir paseando con el coche, que ya le estábamos cogiendo el rollo a esto y empezamos la ruta que nos haría cruzar bosnia unos pocos kilómetros (y por lo que sixt nos hizo pagar más de 20 euros y, ahora viéndolo con perspectiva es posible que se pueda evitar pagarlos).
La ruta por la costa es larga pero es preciosa, nada más salir de Split empiezas a ver pueblecitos con sus preciosas playitas, super tranquilos y acogedores. Paramos a comer en Mimice, primero un bañito en la playa, un poco de lectura y comimos en el restaurante-pizzería del pueblo. Por inercia, si leo pizzería pienso que no harán nada más rico, creyendo que es su única especialidad pero, ambos nos arriesgamos con risotto él y dorada a la brasa yo, unas verduras al grill con mozzarella para compartir. Todo riquísimo y, encima, acompañado de pan de pizza caliente recién salido del horno de leña. Todo por 280kn (menos de 20 eur pp).
Orebic: bien, sin más
Llegamos a Orebic, un pueblo super tranquilo que mira hacia el mar y al que cuesta bastante llegar, no por dificultad sino porque desde Split son más de 4h de coche.
Un paseo marítimo peatonal donde están la mayoría de alojamientos bonitos de la zona y, nuestro hotel: para esta noche nos queríamos dar un homenaje y cogimos habitación en un hotel boutique (Boutique Hotel Adriatic). Las noches anteriores no habíamos pagado más de 50 eur por noche y pagábamos 150 (AD). Por decepción mía no mereció la pena. No sé si es que el lujo aún no está muy desarrollao pero, por lo que pagamos, esperábamos muchísimo más. Una recepcionista que al mismo tiempo hace de camarera en el restaurante, una cama matrimonial sin las sábanas puestas, sí dobladas pero, encima, individuales; el desayuno mediocre, cantidad pero sin especial calidad. Al día siguiente el hotel te reservaba una hamaca frente el mar, eso sí era un lujazo… pero el tiempo nos lo dejó disdrutar solamente unas horas.