El departamento de l’Aude forma parte de la región del Languedoc-Rossiñol, a unos pocos km de la frontera con España y a menos de 300 de Barcelona. Es un lugar ideal para disfrutar de un bonito paisaje en un entorno totalmente rural y tranquilo.
Si no tenéis mucha prisa os recomendaría cruzar los Pirineos evitando autopistas, el entorno es realmente precioso y es una buena manera de irse adentrando a la región.
Sitios y lugares de interés
Los castillos (ruta de los cátaros): Para los amantes de la historia y la arquitectura la región es una buena excusa para conocer un poco la cultura cátara. Hay infinidad de castillos por descubrir pero menciono algunos pocos: Peyrepertuse, Queribus, Montségur, Arques (hay que decir que, éste último, del que había leído tan buena crítica, me decepcionó bastante).
- Carcasona: La conocidísima ciudad capital de l’Aude, quizá algo bulliciosa para todos aquellos que se hayan acostumbrado al ritmo de los demás pueblos. Completamente rodeados de turistas nos acercaremos a La Cité, donde veremos el famoso castillo. Totalmente de cuento, de acuerdo, pero a mi parecer hasta da la sensación de haber llegado a Eurodisney. El centro de la ciudad tiene su encanto y hay mucha oferta gastronómica y de tiendas.
Limoux: Pueblo grande con un bonito centro y la mejor opción si se quiere ir a tomar una copa. Eso sí, más tarde de las 21h puede ser difícil encontrar algo abierto.
- St. Hilaire: Pequeño pueblo muy típico de la zona. Conocido por su Abadía, de la que se cuenta que ahí descubrieron el famoso Blanquette (una versión del cava, para que nos entendamos). Se dice que fue el mismo Don Perignon que llegó a St. Hilaire y probó esta buenísima bebida y la “versionó” creando el famoso champagne.
- Lagrasse: Pueblo maravilloso en medio de las montañas, mantiene un aire totalmente medieval. Sus callejones y sus casas perfectamente cuidadas, transmiten muchísima paz y tranquilidad. Si hace calor, vale la pena detenerse unos pocos km antes de llegar a Lagrasse; la carretera sigue el curso del río y hay alguna zona en la que nos podemos dar un buen chapuzón.
- Los pueblos alrededor del Canal du Midi y sus afluentes: una de las mejores opciones para descubrir la zona de l’Aude es ir en bicicleta. Y aún mejor es ir en bicicleta por el Canal du Midi. El recorrido podemos hacerlo en varios días e incluso alquilando un barco (también por días o por horas). En este último caso no se necesita ningún título especial, se va a muy poca velocidad y no hay oleaje en el canal. Es una opción perfecta para familias. En mi caso, alquilamos unas bicis para recorrer un trozo del canal durante el día. Fuimos hasta Le Somail, un pueblo encantador y alquilamos las bicis a James Entwistle (Belle du Midi Cruises) por 15€ medio día (como en todo el país, nada es barato). Hicimos un recorrido en llano de unos 25-30km pasando por pueblos fantásticos: desde Le Somail hasta l’Auberge de la Croisade (donde comimos un menú a la orilla del Midi por 20€ buenísimo, con un servicio muy atento) y luego pasamos todas las esclusas hasta Sallèles-d’Aude y t. Marcel-sur-Aude, que también merecen un pequeño alto en el camino.
- Enotursimo: La región está repleta de viñas, tanto para producir vino como de blanquette y se pueden hacer visitas guiadas a algunas de las cavas, siempre y cuando no sea época de recogida.
- Un paseo por las montañas: La zona es muy verde y con millones de de opiones para todos los que quieran hacer trekking.
Pas de l’Ours y Les Gorges: el camino hasta allí también vale la pena, sobretodo cuando después de ir cruzando montañas te encuentras con el “Plateau de Sault”, una bonita llanura verde que parece quedar encerrada. Nosotros empezamos la excursión en Comus, bajamos por las Gorges de la Frau, un bonito paseo de bajada (que se puede hacer muy pesado a la vuelta). Recomendaría hacer una parte del paseo y luego volver a Comus, desde allí andando por un camino muy de paseo o directamente con el coche se puede hacer un camino sencillo y llano que ofrece unas fantásticas vistas de la zona hasta ver a lo lejos el castillo de Montségur. Vale la pena acercarse y subir hasta él, el último asentamiento de los cátaros.– La Montaigne Noire: Es otra zona de montaña con infinitas opciones, al norte de la región. Aunque yo no tuve tiempo de visitarla, es un asunto pendiente para la próxima vez.
Collioure:Bonitas casas de piedra y de colores embellecen las calles de este pueblo costero que ha conservado una magia especial. Vale la pena una pequeña parada aunque sea para pegarse un buen baño. De fácil acceso, se encuentra a a pocos kilómetros de Perpignan.
Otros comentarios
Una de las mejores cosas que descubrí de la zona es perderse por los caminos/carreteras secundarias. Aparecen por el camino pequeñísimos pueblecitos restaurados hasta el más mínimo detalle.
Para que el viaje no salga tan caro se puede aprovechar tanta zona verde para organizar un día de picnic: pan, vino y queso. ¿Qué más se puede pedir?
¿Dónde dormir?
Para mi, la mejor elección es ir a una casa de huéspedes (casa rural) llamadas Chambre d’Hôtes si sólo quieres una habitación o Gîte d’Hôtes si quieres alquilar la casa entera.
En mi caso estuve todos los días en una bonita casa rural en St Hilaire: Aux Deux Colonnes. Por un precio módico de 53€ teníamos una habitación doble con baño y un desayuno de lo más completo: café, zumo, fruta, croissant, pan y mermeladas caseras. Para acabar de redondearlo todo, Pedro (o Pierre), un español que emigró a la zona hace más de cuarenta años, hace la experiencia aún más única aportando datos útiles y buenas recomendaciones.
En una de las excursiones vi una bonita casa en un pueblo muy acogedor y tranquilo. Se llama Les Volets Bleus: 43 Quai d’Alsace (Salleles d’Aude) y los precios son entre 60-80€.
Otro lugar que me pareció excelente para dormir era Lagrasse, queda un poco alejado de todo pero es un lugar idílico para descansar unos días y todas las casas rurales parecen muy cuidadas. Sin conocer opinión ni precios me enamore de Les Glycines (Nicole et Jean-Hugue Guillot).
¿Dóne comer?
Francia tiene fama de tener una de las mejores cocinas del mundo y no es un tema que vaya a discutir aquí, pues la verdad es que se come bien en casi cualquier lugar pero es todo más caro y tienen unos horarios “muy suyos”. No esperes que te den de comer a las 14h o a las 21h… ¡ni en verano!
En cuanto a restaurantes es mejor ir improvisando, mirar de hacer una “formule” o “menu du jour” para que salga más económico. Otra cosa buena y que ahorra algo de dinero es que los franceses siempre incluyen agua y pan en la comida.
De camino, cruzando la frontera por los pirineos, hay una zona de venta de truchas y hay algunos restaurantes sencillos de carretera que hacen este pescado a la brasa por un buen precio (unos 6€) y muy rico.
En Limoux, la Maison du Blanquette ofrece cocina casera de la zona con postre, vino y una copa de Blanquette de aperitivo por 27€. Hay un menú más económico entre semana y los mediodías, también hay algunos más caros.
L’Auberge de la Croisade:un bonito restaurante con un jardincito muy agradable a orillas del Midi, con un servicio muy atento y un horario algo más flexible (al menos en verano) nada de tener que comer a las 13h. Hay varios menús, desde 15 hasta 50€ (nosotros comimos el de 20€ y todo estaba muy bueno, de buena calidad y equilibrado). Altamente recomedable.
En Quillan, probamos la famosa Cassoullette en el Hotel Restaurant Cartier.De ambiente muy rústico por unos 20€ comes una rica ensalada y este famoso plato, que es contundente y muy completo.
En Carcassone, había muchas opciones de restaurantes y muchos de ellos con menús de mediodía.
Una buena opción para ahorrar dinero puede ser también comprar comida en una boulangerie. Hay una en cada esquina y hacen horarios más extendidos, incluso que los bares o restaurantes. Puedes comprarte una buena quische o un trozo de pizza y comerlo en alguna de las placitas de los bonitos pueblos de la zona, siempre que el tiempo acompañe…
Para tomar unas copas…
Yo había leído que Limoux estaba siempre de fiesta, seguramente los cogí de resaca porque no encontré mucho ambiente para tomar copas en ningún lugar, ¡ni para una cerveza después de cenar!
Eso sí, siempre hay maneras para ingeniárselas y los bares cierran pero no cierran sus terrazas por lo que con una cervecita comprada en último momento al bar que está cerrando, puedes sentarte y tomártela con toda tranquilidad.
Si os acercáis hasta Carcassone sí que hay bares que cierran más tarde e incluso alguna que otra discoteca.